El empresario que nombra el estadio del Real Murcia como sede de la Selección hasta 2029 se pronuncia sobre Relevo: «Así, al tratar con mis empresas, no necesito justificar nada».
En Orihuela, Alicante, nos encontramos con Enrique Roca Fernández, nacido en Lorca, Murcia, en 1965, en las instalaciones de su exitosa empresa de gestión, inversión y construcción, ERF International. Nos recibe con un aura de exclusividad, ya que solo ha concedido dos entrevistas en su vida y tiene el privilegio de dar nombre a un estadio que en el pasado fue de Primera División. Un amable conserje nos recibe y nos pide que esperemos a que termine una reunión el entrevistado. Después de un rato, otro guía nos lleva a una elegante sala de espera que parece sacada de una reunión de alto nivel. Luego, nos acompaña a una planta superior con misterio. Al tocar suavemente la puerta de una imponente mansión, el protagonista sale para desafiar prejuicios, mitos y leyendas con su presencia. Visitar a Florentino Pérez o Peter Lim podría ser similar, pero sin este desenlace tan satisfactorio.
Ataviado con ropa casual, poseyendo un físico atlético y un loft con impresionantes vistas a la costa, este individuo irradia cercanía y sinceridad. Resulta sorprendente pensar que alguna vez fue presidente y accionista principal tras invertir una cantidad considerable en la empresa. Si tuviera que cometer algún pecado, elegiría la impopularidad. El estadio que alberga los partidos del Real Murcia y de la Selección llevará su nombre hasta 2029, gracias a un acuerdo con el ayuntamiento que incluye el añadido ‘de Murcia’. Esta acción, en parte, se debe a su generosidad con un equipo que ha enfrentado dificultades financieras, pero también a sus caprichos. Quienes confundan el lugar donde se disputará el partido de la Nations League entre España y Dinamarca con la ‘Nueva Condomina’ podrían ser considerados anticuados. Si alguien piensa así, debería leer esta entrevista.
Claro, aquí tienes la versión reescrita:
No me considero una persona especialmente importante. Esta anécdota tuvo lugar en 2019 durante un partido de fútbol con mis amigos, una actividad que disfruto mucho. En pleno juego, uno de mis amigos me sorprendió al preguntarme: ‘¿Te gustaría ponerle nombre al estadio del Real Murcia?’ En ese momento, me encontraba en el centro del campo, ya que juego de centrocampista, y me quedé sorprendido. A pesar de mi estilo de juego en el que suelo pedir mucho el balón y pasarlo rápido, evitando el juego aéreo, respondí de forma directa: ‘Dame el balón y deja de divagar’. No le di más importancia en ese momento, pero al final del partido…
Por supuesto. En ese momento, le pregunté: ‘¿Es cierto lo que acabas de decir? ¿Es posible cambiar el nombre del estadio que solía llamarse Nueva Condomina? Y lo más importante: ¿tengo la libertad de elegir el nombre que desee? Tras investigar, confirmé que sí, que era posible elegir el nombre que quisiera si se patrocinaba, y que este proceso se conoce como naming. En resumen, se trata de un derecho de naming, un derecho de patrocinio que existe. No estaba al tanto de esto, pero en ese instante decidí: ‘Sí, quiero hacerlo’.
A muchos empresarios de Murcia se les había advertido previamente sobre la situación. Sin embargo, la mayoría eran extranjeros y nadie estaba dispuesto a actuar. Esto ocurrió en julio de 2019, cuando se supo que el Real Murcia tendría una fecha límite en diciembre del mismo año, seis meses después, para pagar ciertas deudas o enfrentar la liquidación. A pesar de mis previsiones de que la situación duraría seis meses, decidí tomar medidas. Finalmente, durante las negociaciones, me solicitaron un pago por adelantado de cuatro años.
Creía que si me pedían que pagara cuatro años por adelantado, era porque ya sabían que existía un alto riesgo de que no se lograra nada. Había que cubrir gastos relacionados con la ley de quiebras y había un plazo establecido para liquidar el club. También había que saldar deudas con Hacienda. En ese momento pensé: ‘Esto va a ser complicado…’. A pesar de todo, al final decidí aceptar. Más tarde me di cuenta, pero en ese momento no lo sabía. En definitiva, acepté el pago por adelantado de los cuatro años. No revelaré la cantidad exacta que desembolsé.
Existe una discreción escrita, a pesar de que es de conocimiento común… Pero no seré yo quien la revele. La cuestión es que pagué por adelantado cuatro años. ¿Y cuál es la sensación? Sinceramente, me agrada contemplarlo, me encanta. Me subo al coche, lo veo cuando voy al estadio y me gusta. Porque, ciertamente, en España se encuentra el Santiago Bernabéu, estuvo el Luis Casanova que posteriormente fue rebautizado como Mestalla, el Carlos Tartiere, pero poco más.
¿Cuántos años crees que tengo? En serio. Me pongo de pie para que puedas ver lo delgado que estoy [riendo].
59. Incluso me han despedido en 45 ocasiones.
Durante el partido, tuve el placer de contar con la presencia de José María Almela, quien además de ser presidente del Real Murcia, es un buen amigo y ejerce como médico.
Al ser obvio que al poner tu nombre en letras rojas arriba había el riesgo de tener que quitar esas letras seis meses después, resultaba arriesgado para la reputación. No era la mejor idea darle nombre a un estadio y luego cerrarlo poco tiempo después. No parecía muy coherente. Tampoco era lógico que el club no pudiera participar en la competición por no haber pagado ciertas cosas. Personalmente, no reflexioné tanto al respecto. Simplemente lo hice y tuve la suerte de que no se liquidara, ni se cerrara, ni ocurriera nada de eso.
Claro. Desde siempre, como cualquier niño y jugador de fútbol, he aspirado a ser profesional en vez de abogado, que es mi profesión actual aunque no la ejerzo. En la actualidad me desempeño como empresario, pero en su momento estudié Derecho y Medicina. En realidad, en el fondo, habría cambiado todos esos estudios por la oportunidad de jugar al fútbol.
Soy un profesional con formación en derecho. Inicié mis estudios en Medicina en Murcia, pero posteriormente decidí cambiar a Derecho, y más tarde cursé dos años en la carrera de Económicas, especializándome en Empresariales. Durante los años 90, trabajé en el Banco Bilbao, BBVA, antes de fundar mi propio despacho de abogados. Con el tiempo, decidí cerrar el despacho y actualmente me dedico al ámbito empresarial, habiendo dejado atrás la defensa de clientes.
La percepción de la riqueza es relativa y subjetiva. ¿A partir de qué cantidad se considera a alguien rico? ¿100.000 euros? ¿200.000 euros? Si es así, quizás podría decir que soy rico, pero si la cifra es diferente, entonces no lo sería. Todo depende del contexto y de con quién se compare uno. Si me comparo con Warren Buffett o Donald Trump, claramente no soy rico. En cuanto a si es un capricho, debería decir que no, pero en realidad sí lo es, ya que no tengo productos de lujo como neumáticos o cerveza de marcas exclusivas, y vendo mis cosas en Orihuela Costa en lugar de en Murcia, llegando incluso al mercado extranjero. Me dedico a la construcción de viviendas y promociones inmobiliarias. Si desea, podemos profundizar en ese tema. En el centro comercial donde nos encontramos, la clientela es mayoritariamente extranjera. En este edificio, que pertenece a mi empresa, todos hablan sueco. El dentista, las peluqueras, todo el personal del supermercado son suecos. Aquí todo está orientado a los holandeses, no hay espacio para los españoles ni para los murcianos. Por lo tanto, mi beneficio con el estadio es principalmente la estabilidad financiera que me proporciona.
La capacidad financiera que me proporciona en mis negocios es evidente. El hecho de que sea dueño de un estadio con mi nombre y tenga derecho a patrocinios, sin duda, proyecta una imagen de solvencia destacada. Esta percepción se ha hecho evidente para mí. A pesar de ello, no obtengo beneficios directos al vender productos a los habitantes de Murcia.
Se trata de una estrategia empresarial. Mi trabajo consiste en adquirir bienes, poseer propiedades y elaborar planes parciales. La reputación de solvencia que me precede es crucial. El simple hecho de mencionar mi nombre, Enrique Roca, que ha sido ampliamente mencionado en los medios, evita que tenga que dar explicaciones adicionales al negociar. Se asume que tengo la capacidad de afrontar cualquier compra, ya que mi nombre está asociado a un estadio de un club histórico y relevante. Esto significa que, si necesito adquirir un terreno por cinco millones de euros, por ejemplo, puedo hacerlo sin levantar sospechas sobre mi capacidad financiera. Mientras a otros se les exige presentar un certificado de saldo para llevar a cabo una transacción, en mi caso muchas veces no es necesario, ya que se da por sentado que cuento con los recursos. Esta reputación me facilita las cosas y me brinda apoyo en mis operaciones financieras.
En absoluto, eso no era personal. El ayuntamiento exigía que el nombre incluyera Murcia o Nueva Condomina según lo acordado para recibir el patrocinio. No pensaba ponerle un nombre tan largo como Estadio Enrique Roca Nueva Condomina. Además, su deseo era que no llevara el nombre de Nueva Condomina. ¿Cómo podría seguir refiriéndose de esa manera?
Tuve que cambiar el nombre. Si no, parecía que no había ninguna modificación. Así que decidí dejarlo como Murcia. Entonces, tenía que elegir un nombre que terminara en Murcia. Consideré la posibilidad de usar el nombre de una de mis empresas y luego agregar Murcia. En ese momento tuve que tomar una decisión difícil: si poner el nombre de la empresa o mi propio nombre. Usar mi nombre personal conllevaba el riesgo de que pensaran que era un recién llegado adinerado o un capricho, como ya habíamos mencionado. Sin embargo, al final decidí: ‘si van a saber que es mío, que sepan la verdad’. Por lo tanto, opté por Enrique Roca. Por lo tanto, el estadio se llama actualmente Enrique Roca de Murcia.
Decidimos presentarlo de esta manera ya que todas las personas tienen una figura paterna y materna en sus vidas. El apellido de mi madre, el cual es significativo, es Fernández. Quería destacar que este también es un apellido Fernández. La única limitación es que no puedo incluir un nombre tan extenso. Por ejemplo, Enrique Roca Fernández.
Es la primera ocasión en la que escucho ese argumento. Es la primera vez que alguien me expone esa idea o esa perspectiva. Nunca se me había ocurrido pensar en ello.
De hecho, las probabilidades de que eso suceda son escasas. Sin embargo, esto me hace reflexionar ahora…
Bueno, cada persona tiene sus razones. Yo conozco las mías.
Se trata del estadio de la ciudad donde resido, que está ubicado muy cerca de mi hogar. Es un estadio moderno y hermoso, por lo que no dudé en aprovechar la oportunidad de tener el patrocinio. Aunque no me interesa el automovilismo ni el balonmano, el fútbol es una pasión que disfruto especialmente en mi ciudad y en mi propia casa.
Desde que era niño he estado jugando. Si tan solo hubiera tenido la oportunidad de convertirme en un jugador profesional. Sin embargo, al haber nacido en el año 1965, para haber comenzado a jugar en 1980 o 1985… No sé, las circunstancias no eran las mismas que las de ahora. Imagino que en la actualidad los padres se esfuerzan más para que sus hijos logren ser futbolistas, ¿verdad? Pero en nuestro tiempo no era así. Mi padre siempre me decía que debía enfocarme en estudiar. Él era médico y me aconsejaba ‘estudia’. Por eso no pude cumplir mi sueño de ser futbolista, algo que realmente me hubiera encantado. El fútbol es lo que más disfruto. Eso, y la música. Y la música, sin duda.
En ocasiones, todavía hay personas que se refieren a él como Nueva Condomina, pero poco a poco el nombre Enrique Roca va ganando terreno y es el más usado. Sin embargo, aún hay periodistas o aficionados que prefieren el nombre anterior. Esto no debería suceder, ya que perjudica al club. Este es un acuerdo de patrocinio, y yo pago por ello. Si no se le llama por su nombre correcto, el patrocinio pierde valor, lo cual perjudica al club al no recibir lo que le corresponde. Esto aplica tanto a mí como a cualquier otra persona.
Claro. No es necesario referirse de esa manera. En ocasiones me incomoda más y en otras menos. No logro entenderlo. Más allá de la incomodidad que me genera, percibo que no beneficia a nadie, especialmente al club, que es lo más importante. Es como si le llamara Antonio Molina. Según quienes mejor lo conocen, a veces se inquieta incluso cuando el tranvía de Murcia llega a la parada del estadio y anuncia por megafonía ‘Nueva Condomina’, una situación en la que nadie del club puede intervenir para corregirlo.
Han estado compartiendo tiempo juntos y creo que eventualmente dejarán de hacerlo.
No es necesario con el club. Es algo que está muy claro para ellos, ya que está especificado en el contrato. Nunca mencionan el nombre de Nueva Condomina. Jamás lo hacen, ya que sería motivo de denuncia. Algunos periodistas aislados han utilizado ese término, pero el club lo llama de otra manera y así seguirá haciéndolo.
Sí, en ocasiones. Según Enrique Roca de Murcia, suele mencionar la Nueva Condomina, ya sea antes o después, o simplemente de forma independiente. En fin…
¿Quién se sentiría molesto por el cambio de nombre? Nunca lo entenderé.
No puede haber ofensa. En primer lugar, esto es parte del patrocinio. El equipo que apoyan, que les interesa, del que hablan los medios de comunicación, depende de esos ingresos que alguien proporciona. Por lo tanto, no es lógico sentirse ofendido. En su lugar, se debería estar agradecido. Sin embargo, existen personas a las que no les agrada ver el nombre de una persona o empresa en particular y prefieren usar el nombre anterior.
Está genial. Sin embargo, como aún competimos en la Primera Federación, no es común verlo en las tiendas, salvo en ocasiones muy especiales.
Estoy completamente seguro. El próximo año ascenderemos a Segunda división.
No puedo proporcionar detalles específicos sobre las cantidades involucradas. La información que ha sido divulgada en los medios se refiere a un acuerdo que abarcaba los primeros cinco años, comprendidos entre 2019 y 2024. Dado que ese período ha concluido, a partir de esta temporada el contrato de patrocinio tiene un valor renovado, ya que hemos firmado un nuevo acuerdo.
Hasta el año 2029.
Claro, aquí tienes la versión reescrita:
Nada.
Mi contrato original tenía una duración hasta ese año, con la posibilidad de ser prorrogado hasta el 2039. Inicialmente eran diez años, con la opción de extenderse por otros diez. Sin embargo, el club decidió llevar el contrato ante el juzgado de lo mercantil solicitando su resolución, no su anulación. Esta acción se basó en el derecho concursal que permite a las empresas en concurso solicitar la resolución de contratos que consideren perjudiciales o por debajo del precio de mercado. A pesar de mi oposición, estábamos en camino a un juicio hasta que llegamos a un acuerdo hace unos meses. Finalmente, el contrato original ha sido anulado de mutuo acuerdo y hemos firmado uno nuevo que se extiende hasta el 2029.
Desconozco cómo será evaluado el estadio en el año 2029, momento en el que se deberá renovar otro contrato. He realizado el pago por anticipado de cinco años, desde 2019 hasta 2024, y ahora tengo por delante otros cinco años más. Esto es todo lo que sé. Además, las sumas a abonar serán superiores a las anteriores, bastante más elevadas. No puedo revelar la cantidad exacta debido a la presencia de un acuerdo de confidencialidad, el cual no tengo intención de infringir.
Está por verse lo que sucederá. Podría expresar mis pensamientos actuales, sin embargo, lo que pienso en el día de hoy podría no ser lo mismo en el año 2029. Aún faltan cinco años, ya veremos qué ocurre.
Durante los últimos dos meses, nuestra relación no era la mejor y estábamos en camino de ir a juicio. Sin embargo, es importante destacar que siempre cumplí con mis compromisos y, de hecho, realicé el pago por adelantado. Se argumentaba que el contrato anterior estaba desactualizado y con un precio por debajo del mercado. A pesar de la tensión en nuestra relación previa, gracias a la firma voluntaria de un nuevo contrato, ahora nuestras relaciones son más cordiales.
Se ha acordado que ahora asumo un mayor costo. Esta decisión resulta justa y lógica, ya que Felipe busca que yo asuma un mayor gasto mientras que yo intento reducirlo.
¿Conoces a Felipe? Sí, llevamos 20 años viéndolo por aquí. Está involucrado en algunos negocios en la zona. Sí, es alguien que nos resulta familiar.
No hay elementos extra aparte del naming, como la presencia en ciertas pancartas que se encuentran en la entrada del estadio, en la puerta principal. Si aún no ha visitado el estadio, pero lo hace más adelante, las notará. Se pueden ver cuatro pancartas verticales con el nombre «Enrique Roca» en posición horizontal. Tienen unas dimensiones de cinco metros de ancho por 17 de alto. De esas cuatro pancartas, una de ellas muestra el acrónimo ERF, que corresponde a mi empresa.
¡Claro que sí!
Tres números: 24, 22 y 20.
No les importa en absoluto.
No les importa mucho. Ya que en general no les interesa el fútbol. No le dan mucha atención. Son dos mujeres y un hombre. A mis hijas no les atrae el fútbol, ni les disgusta. Y mi otro hijo, en fin, no le impresiona tanto como a mí me impresionaría. Las generaciones actuales son diferentes a las nuestras, muy diferentes. Me agrada ver mi nombre destacado, sinceramente, pero a ellos no les emociona tanto.
Solía seguirlo con frecuencia, pero últimamente lo hago menos. No hay una razón en particular, simplemente son fases. De hecho, sigo cada partido del Real Murcia por la televisión a través de esa plataforma que lanzaron. Es un espectáculo que nunca me pierdo.
Tenía a mi disposición un exclusivo palco privado, de aquellos que se encontraban cerrados, y solía acudir allí con frecuencia.
Claro, es una cláusula incluida en el acuerdo vigente de 2019 a 2024. Sin embargo, dado que actualmente no lo estoy utilizando, he decidido devolver el palco para que otros lo aprovechen. Aunque, por supuesto, si en algún momento deseo utilizarlo, lo comunicaré y listo.
Aquí en mi región, así es. En Murcia, los que me conocen, me conocen, pero eso no me resulta del todo agradable. No mucho, ni poco. Simplemente deseo que haya un estadio llamado Enrique Roca, y punto. No es que busque crear un aura de misterio, pero prefiero que sepan que hay un individuo llamado Enrique Roca que es empresario, sin llegar a identificar a este Enrique Roca en particular. Si estoy caminando por algún lugar y me dicen «vamos a sacar fotos» u algo por el estilo, eso no me agrada.
De acuerdo, entiendo. Le aseguro que no hay ninguna persona enojada ni ofendida. Si existiera, se lo comunicaría. No hay tal situación y tampoco tendría sentido que la hubiera. Porque yo no tengo la intención de sentarme en ningún trono, ni de tomarme fotos con nadie, ni de conversar con los jugadores en los vestuarios, ni de asistir a eventos sociales. Yo aporto mi dinero y me mantengo en casa en silencio. Ojalá todos actuaran como yo. No busco tener relaciones cercanas con los propietarios ni deseo entablar vínculos con los jugadores de fútbol, ni nada por el estilo.
Entiendo lo que se me propuso, ya que podría resultar más atractivo. Sin embargo, sinceramente no creo que vaya a hacerlo. No es mi estilo. No me gusta estar entrometiéndome en los vestuarios, ni en las oficinas, ni actuando de manera importante haciéndome fotos. Quiero dejarlo claro. El nuevo estadio fue inaugurado, con su nuevo nombre, en diciembre de 2019, durante la final de la Copa Federación que ganó el equipo Murcia. En ese partido, a pesar de tener mi propio palco, me pidieron que me sentara en el palco principal. Prácticamente me exigían que estuviera en el palco de autoridades, ya sea a la derecha o a la izquierda de Luis Rubiales. En ese momento, Paco Tornel, quien era el presidente anterior, estaría al otro lado. Yo respondí: ‘Bueno, lo pensaré’. Pero al final no quise hacerlo. ¿Era mi oportunidad para tomarme 40 fotos, verdad? Y para hacer otras cosas. Me invitaron a un recorrido por el club, con los trofeos y demás, y me pidieron que los acompañara. Pero decidí no ir. No fue por nada en particular. Simplemente no fui. Esa noche, cuando encendieron las luces con mi nombre, quisieron que dijera unas palabras. ¿Sabe cuánto duró mi discurso?
44 segundos. Voy a enviarle el video en seguida. En lugar de perder 15 minutos explicando detalles innecesarios, me limité a hablar durante 44 segundos. Prefiero evitar ese tipo de situaciones, no me resultan cómodas.
A medias. Sería solo a medias. En repetidas ocasiones me han sugerido participar en entrevistas en radio, televisión y diferentes lugares. Sin embargo, aparte de una entrevista que concedí en La 7 de Murcia y otra en el diario La Verdad, no he participado en más. A nivel nacional, no he tenido presencia. Solo he hablado en una ocasión en una radio pública y en una entrevista con vuestro periódico, el de Vocento, ya que es ampliamente leído y se considera como el BOE. No he explorado más oportunidades. ¿Para qué hablar más? No he sentido la necesidad. En primer lugar, ¿qué voy a decir yo? No soy parte de la directiva, no soy el presidente, y dudo si mi opinión sería relevante o no. Además, tampoco me apetece exponerme en numerosas conversaciones.
Podría ser una ocasión relevante para mí, ya que la campeona de Europa visitará mi estadio, sin embargo, no tengo planeado asistir.
No tengo intención de asistir. Prefiero verlo en la comodidad de mi casa a través de la televisión, donde la visualización es óptima. Aunque pueda parecer paradójico, esta es mi decisión firme. No tengo intención de asistir al evento, ni siquiera si me lo solicitasen. De hecho, ni siquiera he pensado en conseguir entradas u otros preparativos.
Sí, más o menos fue hace unos seis meses.
Es una ocasión excepcional. Mayor impacto. Solo se puede equiparar a la llegada del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético.
Enrique Roca es mencionado repetidamente como un empresario solvente, destacando su reputación en varias ocasiones. Aunque pueda tener alguna influencia, no será decisiva. No voy a vender una propiedad mañana solo porque se juegue un partido el sábado.
¡Por supuesto que se llevan a cabo! Además, el recinto deportivo se ubica alejado del centro urbano. Soy un apasionado de la música. Me dedico a tocar el piano, la guitarra… Justo el fin de semana pasado creo que se organizó uno. Y…
No disfruto de los conciertos que se están llevando a cabo en ese lugar. Parece que son de reguetón y géneros similares. Sin embargo, aunque no sean de mi agrado, entiendo que es un negocio lucrativo y rentable.
Pertenezco a la generación del 65. Crecí escuchando a artistas como Juan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, José Feliciano, Roberto Carlos, Julio Iglesias… Ellos forman parte de mi historia y de mi época.
Claro que sí, estoy seguro de que Luis Miguel estuvo presente. Su música es la que realmente disfruto. Especialmente los boleros y ese estilo.